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domingo, 18 de noviembre de 2012

Capitulo 21



Tom: Necesito... Ne... cesito hablar contigo.
Andreas: Coño, estamos hablando Tom.
Tom: No, me refiero... En serio. De cosas serias.
Andreas: Me estás asustando, dime qué problema tienes...
Tom: Hoy he...- Se arrepentiría toda su vida de lo que iba a hacer.- ... He estado en el banco. La tarjeta de Bill está sin un duro y la mía tiene lo justo o para pagar las facturas que tengo en la mesita, o para pagar el alquiler, o para comprar una puta cuna, pañales y biberones...
Andreas: Entiendo... La cosa está mal ¿no?
Tom: Está de puta pena. Le prometí a Denis que esta tarde iríamos a comprar una cuna y esta mañana fui a sacar dinero y a pagar las facturas y me vi desplumado, traicionado, inútil, estafado, acaba...
Andreas: ¿Qué dices subnormal? Dile a Denis que si que váis a ir a comprar esa cuna. Os recojo a las seis en vuestra puerta. ¿Vale?
Tom: ¿Qué? Oye espera, no quiero que me pagues la cuna, eso es secundario, yo hablaba de la luz, el gas, el agua...
Andreas: Ya iremos luego a ese tema, pero por ahora, lo más importante y para nada secundario es una cuna. ¿Y si se pone a parir esta noche?
Tom: Otro paranóico. ¿Qué le tenéis todos a esta noche?¿Es la luna llena?¿Los astros?¿El horóscopo?¿O que?
Andreas: ¿Que?
Tom: Nada, olvídalo...- Suspiró. No iba a contarle por teléfono que Denis habia vuelto a hablar y que habia dicutido con ella dos veces, etc, etc... Demasiado problemático.- Estoy cansado. Y solo son las tres del mediodía.
Andreas: Bueno, a las seis paso a recogeros con el coche. Iremos al centro a buscar en el Friedrichstrasse.
Tom: ¿Que? Eso es carisimo, no, ahí no.
Andreas: Que pago yo memo.
Tom: Que no, que luego te lo tengo que devolver, que ahi no.
Andreas: Me vas a devolver una leche, iremos allí y punto. Te cuelgo que tengo mucho trabajo. Hasta las seis.
Tom: ¡Andreas que no!

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Abochornado, dejó el movil en la cama y salió dispuesto a tener una comida normal y tranquila con Denis, quien estaba sentada en la mesa, mirando fijamente el bol de patatas. Cuando Tom se acercó, y cogió el bol, se recompuso y e intento sonreirle, pero solo consiguió mostrar una fea mueca.

Tom: Se han enfriado... Voy a calentarlas al microondas... Y ya de paso, traigo kepchut y algo de pan. A palo seco no se comen unas patatas fritas, señorita cocinera.- Sonrió levemente y se llevó el bol a la cocina, para meterlo en microondas y sacar mientras del frigorifico lo necesario.- Al final si vamos a ir a comprar la cuna... A las seis nos recoge Andreas.

En el salón, Denis comenzó a esbozar una enorme sonrisa, mientras que en su pecho, el corazón se desbocaba. Instintivamente se llevó las manos al vientre, queriendo estrujarlo como si estuviera abrazando a un peluche, llena de dicha. Intento disimular su alegría cuando Tom reapareció colocandolo todo sobre la mesa.

Tom: ¿No dices nada?
Denis: ¿Que quieres que diga?
Tom: Algo como... "¡Oh Tom, gracias, gracias por cancelar tus planes y pensar primero en mi, oh adorado Tom, te haré un altar, no se qué haría sin ti...!" - Canturreó imitando la voz de una chica. Denis se echó a reir pero le respondió lanzándole una patata a la cara.
Denis: Solo te daré las gracias, pero no te haré ningún altar.
Tom: Me vale.- Ambos se sonrieron y antes de que la situación se alargara más de la cuenta, comenzaron a comer.
Denis: ¿Cuando tienes la prueba de la guitarra?
Tom: Mañana por la tarde... ¿Te importa que te lleve? Gustav y Andreas hicieron planes y eso...
Denis: No, claro que no me importa. Me gusta oirte tocar. Lo haces muy bien. ¿Qué vas a tocar?
Tom: No lo he pensado... Quizás haga algo de Carlos Santana o Jimmy Hendrix.
Denis: No se quienes son, pero seguro que lo haces bien.
Tom: ¿No sabes quienes son?¿Se puede saber qué musica escuchas?
Denis: La verdad... solo escucho la radio... No se, no tengo una cultura musical muy buena, lo admito.
Tom: Pues eso se acabó. Cuando tengas que estar aqui cuidando del bebé te voy a poner la pila de CDs entera que tengo en mi habitación y te voy a empapar de buena música. Por favor... Qué niños, estos de hoy en día.- Otra patata voló a la cara de Tom, haciéndoles reir a los dos.
Denis: Deja de meterte conmigo... Y practica. Si no consigues ese trabajo, tendrás que ser cuidador de monos en el zoo.
Tom: Ni de broma. Me cogeran tranquila, soy tremendo con la guitarra. Y con más cosas.

Sonrió alzando las cejas sinuosamente. De nuevo ambos estallaron en carcajadas, un sonido tremendamente extraño en esa casa.

...

Tom: Qué calor hace.- Comentó quitándose la sudadera.
Andreas: Es que eres tonto. Creo que eres la unica persona del país que va con sudadera a las seis de la tarde en pleno julio.
Tom: Oh, cállate y pon el aire.
Andreas: Anda ya, si ya estamos llegando.
Tom: ¿Al final aqui? Estás loco.
Andreas: Vamos, será un regalo para Denis, para celebrar su maternidad. ¿A que tu si lo aceptas, eh? Los regalos no se rechazan maleducado.

Mirando por el retrovisor pudo ver la sonrisa burlona de Denis y eso le bastó. Tom simplemente puso los ojos en blanco y miró a través del cristal tintado.
Denis no había dicho ni mu desde que salieron de casa. Tom pensó que quizás delante de Andreas no iba a hablar, para mantener el misterio o lo que a ella le provocara la situación.
Al llegar al cetro comercial, y más tarde a la planta de niños, a Tom se le hizo un nudo en el estómago. Por doquier, habia parejas con carritos, padres, embarazadas, y niños correteando por todas partes. Respiró hondo y decidió dejar la elección toda y completamente a Denis.

Andreas: Tu me dirás Denis.

La invitó a pasar delante suya. Y esta, que de no ser por su embarazo habría echado a correr por los pasillos loca de alegría como los demás niños, se mordió el labio inferior de continencia, mirando con los ojos muy abiertos la inmensa sala, llena de colores, rosas, azules, verdes, mariposas, flores, trenes... No sabía por donde empezar a mirar.

Andreas: Veamos, necesitáis una cuna... Como mínimo. Veamos... ¿dónde estarán las cunas...? Ah, allí, creo que es allí, vamos Denis, ¡venga venga...!

Andreas y Denis cogieron carrerilla y se alejaron poco a poco de la entrada, mirandolo todo cada dos pasos. Tom ni siquiera se atrevía a adentrarse, estaba bastante asustado. ¿Dónde iba a meter todos esos trastos?¿cuánto costaría cada juguetito de esos?¿cuantos pañales gastaba un bebé al día?

Andreas: Tom, ¿no vienes?
Tom: Emm... No, creo que no, yo estaré por aqui... Mirando cosillas... Id vosotros.
Andreas: Como quieras.

Antes de que ambos le dieran la espalda a Tom, Denis dedicó una mirada de interrogación a Tom, el cual miraba al suelo abatido. Ojalá fuese él quien tuviera la pasta, las ansias de comprar y la suerte de no tragarse el marrón de ser padre. Se estaba arrepintiendo de todo.

Le entró el pánico. No podía echarse atrás. Lo había prometido. Prometió cuidar de Denis y del bebé, pasara lo que pasara. ¿Y si todo iba mal?¿Y si no le daban el trabajo?¿Y si Denis se iba por no poder cuidarles?¿Y si no podía pagar el piso?¿Dónde vivirían?¿Le quitarían al bebe?
La respiración de Tom se hubiera acelerado en demasía si no hubiera dejado de respirar en el momento en el que empezó a divagar. Se estaba mareando y eso no era buena señal.
Sin pensarselo dos veces, se dió la vuelta y bajó hasta salir a la calle, e ir a la cafetería más cercana. Cuando fue a coger mesa, recordó que no llevaba nada encima. Pasó de la cafetería y simplemente se sentó en un banco, respirando profundamente.
"Cálmate, tranquilo, para. No anticipes acontecimientos. Ya has tenido esta discusión antes y siempre es la misma salida. No hay más vuelta de hoja. Lo siento."

martes, 13 de noviembre de 2012

Capitulo 20


Denis: ¿A dónde vas?
Tom: Al banco.- Respondió dándole la espalda. Procuró relajarse y queriendo aparentar calma, se giró para mirarla.- A sacar dinero...- Intentó sonreir. Le hacía gracia cómo le quedaba a Denís sus camisetas a modo de pijama.- Si no, ¿Con qué dinero vamos a comprar la cuna?
Denis: Vale... Denís respondió a su pregunta con una tímida sonrisa.- No tardes.

Y retomó su camino a la habitación. Con cuidado se sentó en la cama y de fondo, oyó como se cerraba la puerta de la calle.
Le iba a costar más de la cuenta el controlar sus nervios. Llevaba un tiempo fijándose en cómo Tom le sonreía y la trataba, y muy lejos de disgustarle, se lo agradecía desde lo más profundo de su corazón. Pero por otro lado le preocupaba. Nunca se le dió bien corresponder a las necesidades de los demás, al contrario que Tom, que desde aquel innombrable día siembre ha sabido, con solo mirarla, lo que necesitaba en cada momento. Pero lo que él necesitaba ahora mismo era un respiro. Pero en su estado, y viendo la que se avecinaba, daba por hecho de que Tom no iba a tener ni un segundo para si mismo. ¿Qué podría hacer para ayudarlo?

...

Desde hacía diez minutos, Tom no dejaba de mirar su tarjeta de crédito. Y la de su hermano. Las dos eran idénticas, excepto por el número en relieve que diferenciaba sus cuentas bancarias. Y excepto por que una estaba completamente vacía y en la otra apenas había para llegar a fin de mes.
Descargando su rabia en ella, partió en dos la tarjeta de su hermano.

Tom: ¿Porqué coño tiraste asi nuestro dinero...?

Murmuró para si mismo lanzándola al césped y guardándose la otra en la cartera.
Sacó un cigarrillo de detrás de su oreja y lo encendió. Aspiró profundamente y apoyando la cabeza en el respaldo del banco expulsó el humo hacia arriba, intentando embobarse con las formas de las nubes. Como si eso fuera a arreglar la situación.
La cunita y la trona tendrían que esperar... Pero quizás el bebé no lo hiciera.
Si por él fuera, se hubiera tirado delante de un trailer hace mucho tiempo. Y por suerte o por desgracia, ahora mismo no pasaba ninguno por allí.

Se terminó su cigarrillo, pensando en qué excusa ponerle a Denis para no ir a comprar, sin darle a entender que estaban faltos de dinero. Y sin desembocar tampoco en una discusión. Ahora que ella hablaba le resultaba más dificil decirle estas cosas, sabiendo que por su carácter ella iba a responder antes de que él alegara algo en su defensa.
¿Habría llegado el momento de pedirle un préstamo a Andreas o a Gustav? Su orgullo le decía que no, pero la situación le presionaba a hacerlo.

Al volver a casa, se alegró de escuchar la radio antes que el típico silencio fúnebre. Lo que quizás no le hizo tanta gracia fue oir además la campana del aire encendida, y por lo tanto el gas, fuego y sartenes...
Se avalanzó sobre la puerta de la cocina, para encontrar a Denis removiendo unas patatas fritas en la sartén.

Tom: ¿Pero tu estás loca?¿Se puede saber qué haces? - Sobresaltada, soltó la paleta de forma que casi se le cae al suelo, de no ser por que su barrigón lo impidió, aunque se manchó la camiseta.- Suelta eso, aparta, te vas a salpicar de aceite hirviendo.
Denis: ¿Pero que dices?- Él le arrebato la paleta y la aparto colocándose él en su sitio.- ¿Se puede saber qué te pasa?
Tom: No, qué te pasa a ti. Estás embarazada, deberías estar recostada, sentada, viendo la tele, comiendo galletas, pero no aqui. ¡Y más sola, y con el gas encendido y el aceite hirviendo! ¿Y si hubiera explotado algo?¿O se te hubiera caido el aceite encima de la barriga? Por que es el primer sitio al que...
Denis: Tom. Callate. Paranoico. ¿qué me va a explotar nada? Se cocinar mejor que tu, y una barriga no es impedimento para cocinar, no se si te has dado cuenta pero llevo frito un bol entero de patatas y esas son las últimas. ¡Y mirame estoy entera! - Tom miraba a las patatas, intentando calmarse. Quizás hubiera exagerado un poco.- Además, tenía hambre... Son casi las tres del medio día has estado fuera dos horas...
Tom: Tienes razón... Lo siento, seré idiota...
Denis: ¿Por que has tardado tanto...? - Rápido, excusa.
Tom: ... Había mucha gente en el banco, como locos. Y luego me he pasado por casa de Gustav, a ver a Domo.
Denis: Pero si lo vas a sacar a pasear esta tarde, ¿para qué querías verle bobo...?
Tom: Pues... Por que... Lo de esta tarde no va a poder ser... Me... ha surgido algo... - La sonrisa de Denis se estrelló contra el suelo  al oir eso.
Denis: ¿Como?¿El qué te ha surgido?¿Qué es más importante que ir a comprar una cuna para el bebé?
Tom: Pues... He... Quedado con...
Denis: Tom, que lo que tengo aqui dentro no es confeti, que es un bebé y necesita cosas básicas. Una cuna, una trona, biberones, pañales, leche en polvo... Vamos, lo típico ¿Sabes?
Tom: No te pongas asi, yo no tengo la culpa de un imprevisto como este...- Respondió sacando esas últimas patatas de la sartén.
Denis: No, la tengo yo. Pues reza para que no me ponga a parir esta noche.
Tom: ¿Qué dices loca?¿Y a mi me llamas paranoico?
Denis: ¿Me has llamado loca? Há.
Tom: A ver, tranquilita que ya iremos a comprar las cosas otro día ¿Vale? No te vas a poner de parte esta noche, ni mañana ni pasado, ni aunque te tires en plancha contra el suelo, asi que, come.- Le ofreció el bol de patatas.- Y deja de quejarte de una puta vez. - Se limpió las manos en un trapo y lo lanzó contra la encimera, apagando el fuego, la campana y retirando el aceite de la hornilla.
Denis: Tu... ¿Tu no cenas?
Tom: No, se me a quitado el hambre, mira tú por donde.- Gruñó disponiéndose a desaparecer.
Denis: Pero... Las he hecho para los dos...

Tom se detuvo bajo el marco de la puerta y miró por encima del hombro fugazmente. Respiró hondo y se frotó los ojos, queriendo tranquilizarse.

Tom: Ve comiendo tú, que yo... voy tengo que hacer una llamada.

Definitivamente, salió de la cocina y se dirigió a su habitación, donde tras cerrar, se dejó caer de bruces en la cama. No aguantaría mucho esas discusiones. No llevaba tres días hablando y yan habían discutido dos veces. De pronto comenzó a pensar que quizás eso haría que su obsesión por ella disminuyera.
Se dió la vuelta y sacó el teléfono de su bolsillo, buscando el número de Gustav.

[b]Conversación telefónica[/b]

Gustav: ¿Si?
Tom: Gus, hola soy yo, Tom...
Gustav: ¡Tom, hola! Qué alegria oirte...
Tom: Verás yo, n...
Gustav: Oye, ahora mismo me pillas ocupado, estoy fregando los platos y voy a repasar las juntas del fregadero con silicona de esa rara luego... ¿Te llamo dentro de un par de horas, ok?
Tom: Esta... Bien, vale...
Gustav: ¿Ocurre algo?
Tom: ¿Qué? No, nada, tranquilo, no me corre prisa. Hasta luego.
Gustav: De acuerdo, adiós.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

No podía esperar dos horas.

[b]Conversación telefónica[/b]

Andreas: Dime Tom.
Tom: ¡Hola...! Andreas. ¿Qué tal estás?
Andreas: ¿Que qué tal estoy? Em... Bien, supongo, ¿a que viene eso?
Tom: ¿Cómo que a qué viene eso?
Andreas: Nunca me preguntas que qué tal estoy. Es demasiado diplomático y protocolario para ti.
Tom: Te tengo dicho que no me uses palabras raras.
Andreas: Ve al grano anda... ¿qué sucede...?¿Está bien Denis?
Tom: Si, si, Denis está... De lujo, vamos, estupenda.
Andreas: ¿Entonces es por tí?¿Qué te pasa?
Tom: Necesito... Ne... cesito hablar contigo.
Andreas: Coño, estamos hablando Tom.
Tom: No, me refiero... En serio. De cosas serias.
Andreas: Me estás asustando, dime qué problema tienes...
Tom: Hoy he...- Se arrepentiría toda su vida de lo que iba a hacer.- ... He estado en el banco. La tarjeta de Bill está sin un duro y la mía tiene lo justo o para pagar las facturas que tengo en la mesita, o para pagar el alquiler, o para comprar una puta cuna, pañales y biberones...
Andreas: Entiendo... La cosa está mal ¿no?
Tom: Está de puta pena. Le prometí a Denis que esta tarde iríamos a comprar una cuna y esta mañana fui a sacar dinero y a pagar las facturas y me vi desplumado, traicionado, inútil, estafado, acaba...
Andreas: ¿Qué dices subnormal? Dile a Denis que si que váis a ir a comprar esa cuna. Os recojo a las seis en vuestra puerta. ¿Vale?
Tom: ¿Qué? Oye espera, no quiero que me pagues la cuna, eso es secundario, yo hablaba de la luz, el gas, el agua...
Andreas: Ya iremos luego a ese tema, pero por ahora, lo más importante y para nada secundario es una cuna. ¿Y si se pone a parir esta noche?
Tom: Otro paranóico. ¿Qué le tenéis todos a esta noche?¿Es la luna llena?¿Los astros?¿El horóscopo?¿O que?






miércoles, 7 de noviembre de 2012

Capitulo 19



"[i]Ha hablado. Me ha hablado. ¡Dios mio por fin me ha hablado![/i]"
Quiso estallar en carcajadas pero se las guardó para si mismo y decidió meterse en la cama, cruzando los brazos bajo su nuca, y notando como se le deshacían todos los nudos que se habían formado en su pecho a lo largo de esos siete meses.
Quizás, lo que le hizo más feliz de aquella pequeña velada, era la idea de que, Denis, le había reconocido como padrastro del bebé y que... No se había asustado de ello lo más mínimo.
Esa noche apenas durmió, sumido en la felicidad y el nerviosismo de los últimos acontecimientos. En cuanto sintió los primeros rayos de sol se levantó y fue a darse una ducha, para prepararse ante el maravilloso dia que le esperaba.
Se pasó la mañana sentado en salón, ojeando revistas y dándole sorbos a su café, hasta que se le enfrió y se concentró en buscar una bonita guitarra acústica, barata y a ser posible de segunda mano.

Denis: ¿Desde cuando estás despierto?

La voz de la chica, a pesar ser lo más dulce que podía haber escuchado esa mañana, le sobresaltó de sobremanera, cosa que intentó disimular con una nerviosa sonrisa.

Tom: Desde las seis... O las siete no lo se, no podía dormir...- Sorprendida, miró el reloj del salón. Ya casi era la una del mediodía.
Denis: Ya veo... ¿Has desayunado ya?
Tom: Si, claro...- Si a un café frío se le podía llamar desayuno.- ... Si te esperas cinco minutos preparo el tuyo... Ven siéntate ..- Se levantó y le cedió su sitio, recogiendo las revistas en un montón.- ¿Quieres cereales, unas tostadas...? Aunque es tarde, quizás no... No, si, si tienes que comer. Vales por dos, claro que tienes que comer.- Se levantó con nerviosismo, apilando las revistas.
Denis: Ya me lo preparo yo, no te preocupes.
Tom: ¿Que? No, no venga, siéntate, te lo hago yo.
Denis: Tom no seas incordio, he dicho que ya me lo preparo yo.

La chica salió del salón, dejando a Tom con la palabra en la boca. Volvió a sentarse aun sin creerse que la propia Denis le había ordenado no hacerle el desayuno. Por un lado le alegró, era autosuficiente, estaba bien... Por otra parte... ¿Significaba eso que ya no tendría que ayudarla?¿Dejaba de ser útil?
La sonrisa que la aparición de Denis le había provocado se fue desvaneciendo, y con desgana, abrió de nuevo la revista, buscando. Todas pasaban de los setenta euros y eso era demasiado dinero para  él. Tendría que esperar a recibir su primer sueldo... Si es que conseguía el empleo.

Denis: ¿Sigue en pie lo de ir a mirar la cuna...? Tom.
Tom: ¿Si? Perdona estaba mirando... unas cosas.- Cerró la revista e hizo hueco en la mesa para que Denis pusiera su taza.
Denis: Si vamos a ir mirar la cuna y eso...
Tom: Ah... Pues... Si, claro.- Afirmó sin estar seguro de sus promesas.- Si te parece bien, salimos sobre las seis... Y luego recogemos a Domo para sacarlo a pasear.

Denis respondió con una sonrisa de afirmación y dió un sorbo a su taza. Tom la contemplaba, como hacía a menudo, pero en esa ocasión, los ojos de Denis se levantaron para clavarse en los suyos y de ese modo, ruborizarlo a más no poder. Cuando vió que iba a separar sus labios de la taza, se levantó.

Tom: Voy a... Mirar el correo.

Nervioso, hizo una pila con las revistas y las llevó hasta el revistero. Acto seguido cogió las llaves y salió al rellano, para bajar hasta los buzones. Casi lo pilla infraganti. Ya no podía mirarla sin esperar una reacción a cambio. No podía deleitarse con su sonrisa sin que ello diera lugar a una situación incómoda.

Tom: Bueno, se acabó lo que se daba...

Murmuró para si mismo, prometiéndose que a partir de entonces dejaría de tratarla como una obra de arte.
Abrió el buzón y sacó varias cartas que le daban miedo mirar.
El banco, el banco, publicidad, factura, factura, más publicidad... Hoy en día ya nadie recibe cartas de personas de carne y hueso.
Mientras subía por las escaleras, con paso lento, se dedicó a abrir las cartas del banco. Por suerte, eran solamente propaganda de nuevos tipos de cuentas, créditos e inversiones. Las tiró, junto a la publicidad. Ralentizando su paso y con más temor aún, abrió las últimas cartas, que contenían mensajes como "...72€ de gasto en consumo de agua...", "...55€ de gas natural..." y "...102€ en consumo energético..." Su gozo en un pozo.
Todo eso sumaba casi los 250€. Los cuales, le parecían una barbaridad. Y una guitarra menos. Y quizás, una cuna y un carrito imposibles.
Cuando quiso apartar la mirada de las cartas, ya estaba abriendo la puerta. No sabía donde meterse, en cuanto Denis le sonrió, mientras esta llevaba sus cosas a la cocina.
No quería preocuparla  asi que guardó las cartas en el cajón del mueble de la entrada y con una poco practicada sonrisa, entró a la cocina.

Tom: Dejame que lave los platos...
Denis: Puedo hacerlo yo. Solo estoy embarazada, no me he vuelto parapléjica.
Tom: Ya, pero estarás más cómoda sentada en el sofá, viendo la tele.
Denis: Y tu también, asi que déjame ya, hombre.
Tom: ¿Qué hacías cuando era yo el que lavaba los platos, barria la casa, hacia la comida y las habitaciones?¿Cómo te aguantabas para no rechistarme?
Denis: No lo se.
Tom: Pues recuérdalo y hazlo, asi podré seguir siendo alguien en esta casa.
Denis: No seas melodramático, ¿cómo que seguir siendo alguien?¿A que coño viene eso?
Tom: Nada, da igual, déjalo.

No recordaba ya lo irritante que era Denis. Tras dos segundos más de observarla furioso, se dió la vuelta y salió de la cocina, para irse a hacer las camas. Se suponía que iba a ser un maravilloso día, no un episodio de disputas matrimoniales sin matrimonio. Ya se había olvidado de lo mal que se llevaban él y Denis cuando ella era todavía una ocupa en su casa. Había prometido cuidarla, e iba a cumplir su promesa; lo único que pedía era que ella no se lo pusiera demasiado difícil. Un bebé ya lo complicaba todo bastante.

Mientras en la cocina, Denís mordía se mordía las uñas con exasperación. ¿Acaso Tom no debía alegrarse ahora que ella estaba dispuesta a avanzar? Recogió la cocina y se fue a su habitación. Coincidió que en ese momento salía Tom del suyo, poniéndose la sudadera y abrochándosela. Quiso evitar su mirada, pero el oir las llaves le hizo cambiar de idea.

Denis: ¿A dónde vas?
Tom: Al banco.- Respondió dándole la espalda. Procuró relajarse y queriendo aparentar calma, se giró para mirarla.- A sacar dinero...- Intentó sonreir. Le hacía gracia cómo le quedaba a Denís sus camisetas a modo de pijama.- Si no, ¿Con qué dinero vamos a comprar la cuna?
Denis: Vale...- Denís respondió a su pregunta con una tímida sonrisa.- No tardes.
Y retomó su camino a la habitación. Con cuidado se sentó en la cama y de fondo, oyó como se cerraba la puerta de la calle.

Le iba a costar más de la cuenta el controlar sus nervios. Llevaba un tiempo fijándose en cómo Tom le sonreía y la trataba, y muy lejos de disgustarle, se lo agradecía desde lo más profundo de su corazón. Pero por otro lado de preocupaba.